Por Alan D. Wolfelt, Ph.D.
Este artículo está escrito para personas que cuidan a otras personas que están muriendo y que están en duelo. Usted puede ser miembro del personal de un hospicio, un clérigo, un director funerario, un trabajador social, una enfermera, un consejero, un médico o un voluntario. Independientemente de su título, un buen cuidado personal es esencial para verdaderamente "estar presente" para aquellos a quienes deseamos ayudar.
El cuidador que cuida demasiado
El primer paso para un buen cuidado personal es darse cuenta de si usted es un cuidador que cuida demasiado. ¿Pone continuamente las necesidades de las personas que están muriendo y de las que están en duelo antes que las suyas, hasta su detrimento?
Las siguientes son señales de que usted se preocupa demasiado:
- Una tendencia por tratar de agradar a los demás en lugar de a usted mismo
- Un deseo de "resolver" los problemas de otros en lugar de crear condiciones que les permita a ellos avanzar hacia la reconciliación de sus propios problemas
- Una tendencia a sobre extender y comprometerse de más
- Un deseo de hacer cosas por las personas que pudieran hacer ellos mismos
- Una tendencia a "vigilar" continuamente a los que están bajo su cuidado
- Una tendencia a necesitar a sus clientes tanto, si no es que más, que lo que necesitan a usted
- Una tendencia a descuidar sus propias relaciones íntimas a favor de ayudar a los "clientes necesitados"
Estrategias de prevención de cuidados excesivos e intervención
Del mismo modo que la sanación, el duelo es un proceso, así como también lo es recuperarse del cuidar demasiado a las personas que están muriendo y las que están en duelo. Reconozca posibles problemas y tenga la esperanza de que realizará cambios positivos.
Sensibilícese sobre cuidar demasiado y el impacto que tiene en su vida.
Una sensibilización permite que comience el proceso de recuperación y rompe la negación de conductas autodestructivas.
Trabajar para reconocer sentimientos de impotencia con respecto al control del comportamiento de cuidado excesivo.
En otras palabras, ríndase. Comience su trabajo con una nueva revelación... no tiene que ser todo para todas las personas en todo momento.
Explore problemas personales relacionados.
¿Su necesidad de ayudar a otros con la muerte y el dolor se relaciona con pérdidas personales no reconciliadas? De ser así, asegúrese de no utilizar sus relaciones de consejería para trabajar en sus propios asuntos.
Desarrolle formas de nutrirse a usted mismo.
Explore sus propios sentimientos en lugar de enfocarse en los de los demás. Juegue más y haga de la diversión parte de su vida diaria.
Sea compasivo cuando ocasionalmente vuelva al martirio.
Su tendencia a querer tener el control no será superada rápida o fácilmente.
Deja de hacer de sus relaciones de ayuda su única fuente de felicidad personal.
Si bien las relaciones pueden ayudarlo a sentirse bien consigo mismo, no necesita la aprobación de los demás para tener una sensación de bienestar. Trabaje para lograr la aprobación propia y la aceptación propia.
Cuidado personal para cuidadores
¿Cómo cuidamos de los demás mientras cuidamos de nosotros mismos? Considere los siguientes lineamientos, teniendo en cuenta que no están destinadas para curarlo todo, ni serán apropiadas para todos. Elija lo que ayudará a sus esfuerzos para mantenerse física y emocionalmente saludable.
1. Habilidades de manejo del tiempo
- Genere objetivos específicos para el desarrollo personal y profesional.
- Haga una cosa a la vez.
- Trabaje cuando trabaja mejor.
- Delegue tareas cuando sea posible.
- A lo largo del día, pregúntese: "¿Cuál es el mejor uso de mi tiempo en este momento?"
Divida sus metas anuales en metas mensuales, metas semanales en metas diarias. Pregunte, "¿Qué quiero lograr este año, este mes, esta semana, este día?"
Los cuidadores son conocidos por tratar de hacer y ser todo para todas las personas y todos los proyectos. La calidad sufre cuando intenta hacer demasiadas cosas. Protéjase de interrupciones constantes. Programe tiempo ininterrumpido según sea necesario para completar las tareas.
Todos tenemos ciertas horas naturales de máximo rendimiento. ¿Es usted una persona que funciona mejor en el día o en la noche? ¿Lo recarga una breve siesta?
Alguien más puede hacer un "trabajo intenso" de manera más eficiente.
Concéntrese en aquellas tareas que deben hacerse primero. Esto requiere disciplina, pero pagará muchos dividendos.
2. Construya sistemas de apoyo
Idealmente, colegas y amigos de apoyo proporcionan lo siguiente:
- Aceptación y apoyo incondicional—proporcionado a través de la amistad, satisfaciendo nuestra necesidad de ser nutridos y comprendidos.
- Ayuda con situaciones complicadas—los colegas brindan valiosos consejos con respecto a nuestros esfuerzos para ayudar a los que están a punto de morir y a las personas que están en duelo.
- Orientación—los modelos inspiracionales brindan aliento para desarrollar nuestras habilidades profesionales.
- Retos—brindan aliento para estirarse más de nuestros límites actuales.
- Referencias—la conexión con colegas proporciona recursos profesionales adicionales para quienes están bajo su cuidado.
3. La importancia del "tiempo espiritual"
Nutrir mi espíritu es fundamental para mi trabajo como cuidador de un ser querido. El "tiempo espiritual" me ayuda a combatir la fatiga, la frustración y las decepciones de la vida. Para estar presente para aquellos con quienes trabajo y para aprender de aquellos que me acompañan, debo apreciar la belleza de la vida y de vivir. Algunas personas hacen esto a través de la oración y la meditación. Otros pueden hacerlo a través del "tiempo a solas" caminando, andando en bicicleta o corriendo, o pasando tiempo en la naturaleza.
Pregúntese: ¿Cómo renuevo mi espíritu?
4. Escuche a su voz interior
Como cuidador de personas que están muriendo y de las que están en duelo, a veces se sentirá sobrecargado de duelo (mucha muerte, dolor y pérdida en tu vida cotidiana). Escuche si su voz interna dice: "No puedo lidiar con más tristeza en este momento. Necesito y merezco un descanso espiritual".
Sobre el Autor
Alan D. Wolfelt, Ph.D., es un conocido autor, docente y consejero de duelo conocido internacionalmente por sus sobresalientes contribuciones educativas sobre el duelo de adultos y niños. Se desempeña como director del Centro de Pérdida y Transición de la Vida y es maestro del Departamento de Medicina Familiar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado.