Margarita Gomez

Margarita is survived by her son Luis Gomez, her daughter Silvia Gomez de Elias, her son Miguel Gomez, her daughter Yolanda Noriega, her daughter Gloria Valdez, her daughter Rosa Lopez, her son Marcos Gomez, and her daughter Sonia Gutierrez. She leaves behind eighteen grandchildren and five great-grandchildren to cherish her legacy.

I don’t want you to be sad. Remember me with love for what we lived through together. Don’t say it wasn’t my time, because God doesn’t make mistakes, and His timing is perfect.

Dear children, I confess that you were the greatest gift God could give me. Walk with honor and set a good example until God allows us to meet again.

Brother(s)/sister(s) of my soul, I want you to know that you were a great blessing in my life. Don’t cry or lament, just say a prayer for me.

You are the love of my life; don’t think I’m gone, just that I’m sleeping. Carry me in your heart for the rest of your life. Those who say goodbye do not die; only those who are forgotten do. If you ever miss me and seek my presence, find me in a garden, in the flowers and their fragrance. In the birds, in the roses, and in the gentle caress of the wind on your face.

If I ever said “I love you,” it was from the depths of my heart. All of this is part of God’s plan; I am holding His hand, I smile, and I am happy.

I love you,

Margarita Gomez

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Margarita Gómez, 85, de Wilmington, California. Falleció el 27 de septiembre de 2024. Nació en Morelia, Michoacán, México.

Margarita dejó a su hijo Luis Gómez, su hija Silvia Gómez de Elias, su hijo Miguel Gómez, su hija Yolanda Noriega, su hija Gloria Valdéz, su hija Rosa López, su hijo Marcos Gómez y su hija Sonia Gutiérrez. Dejó dieciocho nietos y cinco bisnietos para atesorar su legado.

No quiero que se pongan tristes, Recuérdenme con cariño que vivimos juntos. No digan que no era mi tiempo, porque Dios no se equivoca, y su momento es perfecto.

Queridos hijos, les confieso que fueron el regalo más grande que Dios me pudo dar. Caminen con honor y buen ejemplo hasta que Dios permita que volvamos a encontrarnos.

Hermano(a) de mi alma, quiero que sepas que fuiste una gran bendición en mi vida. No llores ni te lamentes. Solo elévame en una oración.

Fueron el amor de mi vida. No piensen que me he ido; solamente estoy dormida. Llévenme en sus corazones por el resto de sus vidas. No muere quien se despide, sino quien es olvidado. Si algún día me extrañan y buscan mi presencia, encuéntrame en un jardín, en las flores y su fragancia. Búsquenme en las aves, las rosas, y en la suave caricia del viento sobre sus caras.

Si alguna vez te dije “te quiero”, fue desde lo más profundo de mi corazón. Todo esto es parte del plan de nuestro Dios, voy agarrada de la mano con El. Sonrió y estoy feliz.

Los amo,

Margarita Gómez