y remedio no había, entonces
el Señor puso sus manos alrededor
de ella y le dijo al oído “Ven Conmigo.”
Con lágrimas en los ojos la vimos
sufrir y decaerse.
Aunque nosotros la amábamos
tanto no pudimos hacer
que ella se quedara.
Un corazón de oro dejo de palpitar.
Sus manos cansadas al descanso.
Dios rompió nuestros corazones
para probarnos que él se lleva
solo lo mejor.
"DESCANSA EN PAZ MADRE"
v.1.8.18