Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal.
Acuérdate de mí en días tranquilos
Acuérdate de mí en días tranquilos, mientras que las gotas de lluvia susurro en tu panel. Recuerda en sus memorias no tener ningún dolor, deje que la alegría que sabíamos permanecen. Me recuerdas si una vez te despiertes, para echar un vistazo a rojo amanecer. ¿Recuerdas cuando tus pensamientos convertíos a mí, sé que no quiero que te llore, pero para mí y reír para mí. Cuando estás feliz y yo. Recuerda un viejo chiste que compartimos. Me recuerda cuando primavera camina por. Creo que una vez de mí cuando estás contento y mientras vives, no voy a morir!