y remedio no habia, entonces
el Señor puso sus manos alrededor
de ella y le dijo al oido “Ven Conmigo.”
Con lagrimas en los ojos la vimos
sufrir y decaerse.
Aunque nosotros la amabamos
tanto no pudimos hacer
que ella se quedara.
Un corazon de oro dejo de palpitar.
Sus manos cansadas al descanso.
Dios rompio nuestros corazones
para probarnos que el se lleva
solo lo mejor.
v.1.13.0