Oí una voz celestial decir
es hora de tu partida.
Ya no sintiendo tristeza ni dolor,
de mi lecho me levante.
Partí de la mano de Dios
dejando atrás amistades, seres queridos,
tristeza y dolor. Pero en verdad les digo
no lloren ni estén tristes por mi partida,
no detengan con sus lagrimas mi
camino que ansioso estoy por llegar
a mi destino, donde todo es paz y felicidad.
Encuentren paz en sus propios corazones
y este viaje compartan conmigo.
Extrañare sus besos u abrazos sinceros
los cuales yo no podré compartir
con ustedes. Si mi partida a dejado
un vacío en sus corazones, llénenlos
de recuerdos felices y si mi paso por
esta vida fue muy corto, fue porque
mi Dios así lo dispuso. El me a llamado
y esa es su voluntad.