Margarita Bueso de Toscano

Margarita “Tita” (o “Yita”) Bueso de Toscano falleció pacíficamente, en su casa rodeada con familia, viernes 17 febrero de 2023. Era hija de Arcadio Bueso y Juana Rivas, Margarita nacio el 9 de junio, 1930, en Villanueva, Cortes, Honduras; una Católica devota, ella vivió la mayoría de su vida entre Villanueva y Pimienta antes de emigrar a los Estados Unidos en los 1980’s. Aunque los primeros años de su vida tuvo sus dificultades, ella superó las luchas tempranas y vivio una vida altruista guiada por la bondad y basada en un amor sin límites por su familia y comunidad.

Margarita era la fuerza que nos unió, que siempre nos junto, enseñando a generaciones de familia, por sus acciones, el significado de amor incondicional y sobre la importancia de la familia. Era una mujer bien linda y hermosa, por dentro y afuera. Su compasión era tan grande, tan enorme, que abrazó a todos y todas a quienes conocía. En Pimienta, Margarita era muy querida y respetada en su barrio, y entre sus vecinos, y siempre trataba de ayudar a cualquier persona cuando lo necesitaba. Por ejemplo, cuando había gente que no podían pagar por elementos o por sus cosas en la trucha de ella, siempres les decia que no habia problema, que siempre podían pagar ya después cuando tenían el dinero. Ella enseñó esta lección a sus hijos e hijas, como siempre tenemos que hacer lo bueno y ayudar a los demás, no por satisfacción propia, sino porque era lo correcto. Ella también era una mujer que inspiraba el respeto de todos, una mujer de profunda fortaleza que luchó hasta el final, y que se comprometió con sus valores. Ella también enseñó a su familia la importancia de mantener tradiciones familiares, como siempre tenemos que respetar a los mayores y siempre hacer tiempo para estar en casa, de estar en comunidad con la familia. Si tu venias a una reunión familiar, lo primero que tenias que hacer era ir a buscar a Tita para saludarla y darle un beso en la frente o en la mejilla.

Margarita era, más que nada, una madre increíble y la protectora de su familia—a sus hijos/as, sus nietos/as, bisnietos/as, y también con amigos/as y familiares que llegaron a conocer su calidez y generosidad. Ella amó a su familia, todos cuando eran jóvenes, y enseñó a todes que nunca debemos de olvidar de nuestros viejos, especialmente mientras crecemos, envejecemos, viajamos, y cuando nos mudamos. No importa cuánta distancia separa nuestra familia, ella siempre era el centro de nuestro universo, un sol tan brillante y con tanto afecto a todes que se pusieron cerca a ella. En sus últimos años, cuando su enfermedad empezó a afectar su memoria, ella nunca rechazó a su familia. A través de los años, ella profundamente amó a sus nietos/as y bisnietos/as, incluso cuando le molestaba y ponían a prueba su paciencia con sus diversiones y travesuras. A Margarita también le encantaba compartir historias y placticar con todos, escuchar musica, y cocinar para los demás; el consuelo de sus tortillas con frijoles y mantequilla era un plato deliciosa que nos alimentaba, y para algunos de nosotros, nuestro primer recuerdo de probar comida hecha con amor.

En las últimas etapas de su vida, ella a veces decía, “Cuando eran niños, yo siempre estaba atrás de ustedes…” viéndonos y protegiéndonos con su ojo vigilante, protectiva y siempre pendiente de nosotros mientras creciamos y seguiamos nuestros propios caminos. Pero de verdad, ella nunca estaba detrás de nosotros, sino empujandonos adelante, y dándonos un empujón suave o mano cariñosa cuando más la necesitábamos. Sus lecciones de amor provinieron de la comprensión de que la vida, a veces, puede ser cruel, pero para superar, sobrevivir, y crecer, uno necesitaba aferrarse a ese amor y vivir de una manera correcta. Su resistencia y su legado vive en todos nosotros. Su amor es la razón por la que estamos aquí hoy, porque ella ayudó a nuestros padres a echar raíces para un futuro cuando todavía se estaban adaptando a un nuevo país con sus propias reglas y costumbres, dándoles la libertad de establecer raíces para sus hijos y a todos los que vendrían después. En cierto modo, después del 17 de febrero, Margarita ya no está detrás de nosotros; su mirada protectora nos sigue pacíficamente desde lo alto, su presencia siempre estará junto y a lado de nosotros, dondequiera que decidamos ir; nunca vamos estar solos.

A Margarita le sobreviven sus 6 hijos/jas Maria Luisa, Juan, Doris, Naty, Lourdes, and Martin; sus 18 nietos/as, Jessica, Jennifer, Francis, Heidi, Juan, Georgina, Jorge, Gerardo, Gisela, Alexander, Clarissa, Brian, Josue, Pamela, Alan, Isabella, Lorenzo, and Eva; y a sus 14 bisnietos/as, Isis, Nathan, Andrew, Jada, Alex, Natalya, Elijah, Joseph, Giuliana, Esme, Alyssa, Hailey, Matteo y uno mas que viene, Malachi. También le sobreviven muchos otros y otras a quienes ella les abrazo como familia. Ella vivirá por siempre a través de sus invaluables enseñanzas, y siempre en nuestros corazones.

Margarita “Tita” (o “Yita”) Bueso de Toscano peacefully passed away at home surrounded by family on Friday, February 17, 2023. Margarita was born to Arcadio Bueso and Juana Rivas in Villanueva, Cortes, Honduras on June 9, 1930; a devout Catholic, she lived between there and Pimienta for most of her life before immigrating to the United States in the mid-1980’s. Although her early life was not without its difficulties, she overcame early struggles to steadfastly live a life led by a kindness and selflessness rooted in a boundless love for her family and others in her community.

Margarita was the unifying force that held the family together, teaching generations, through her everyday actions, the meaning of unconditional love and the importance of family. She was a beautiful woman, inside and out, who deeply cared about the ones closest to her heart and whose compassion was large enough to embrace everyone who came to know her. In Pimienta, she was well-loved and respected by her neighbors, and would always provide help when someone needed it; for example, when people could not pay for their own items at her trucha, she would allow them to take what they needed and pay her back when they could. She spread this broader lesson to her children, to always do well by and help others, not out of self-satisfaction, but because it was the right thing to do. She was a woman who commanded respect from all those around her, a woman of deep strength who fought until the bitter end, who was committed to her values, and who taught her family the importance of keeping to traditions like respecting your elders and always making time to be home, to be in community with family. If you came to a family gathering, the first thing you absolutely had to do was seek out Margarita to say hello and plant a kiss on her forehead or cheek.

Margarita was, above all else, an incredible mother and protector of her entire family—to her children, grandchildren, great-grandchildren, and even to family friends who came to know her warmth and generosity over the years. She loved her family, all as children, and taught each to never forget about her or our elders, especially given the older we became, the more we traveled, and the more we moved away. No matter how far apart our family spread, she was the center of our universe, our shining sun brimming with warmth to all who stayed close to her. Even in her later years, as her illness began affecting her memory, she never shunned her family, but still received everyone with warmth. Over the years, she deeply cared for her grandchildren and great-grandchildren, even as they tested her patience with their fun and mischief. She loved to share stories, listen to music, and cook for others; the comfort of her tortillas con frijoles y mantequilla was a delicious meal we all craved, and for some of us, our first memory of tasting a home-cooked meal made out of love.

In the latter stages of her life, she used to reminisce and say, “Cuando eran ninos, yo siempre estaba atras de ustedes…”, providing a watchful, protective eye as we all grew up and went down our own paths. She was never truly behind us, so much as pushing us forward, providing a gentle nudge or caring hand whenever we needed her the most. Her lessons in love came from an understanding that life can sometimes be unkind, but to surpass, survive, and grow one needed to hold onto that love and lead living the right way. She was resilient, and her resilience lives on in all of us; her selflessness and love is the reason why we are here today, as she helped our parents set the foundations for their futures when they were all still adjusting to a new country with its own rules and customs, giving them the freedom to set new roots for their children and to all who would come after. In a way, after February 17, she is no longer atras de nosotros; her protective gaze follows us peacefully from above, her presence will always be right next to us, wherever we so choose to go, never truly alone.

Margarita is survived by her six children, Maria Luisa, Juan, Doris, Naty, Lourdes, and Martin; her 18 grandchildren, Jessica, Jennifer, Francis, Heidi, Juan, Georgina, Jorge, Gerardo, Gisela, Alexander, Clarissa, Brian, Josue, Pamela, Alan, Isabella, Lorenzo, and Eva; and her 14 great-grandchildren, Isis, Nathan, Andrew, Jada, Alex, Natalya, Elijah, Joseph, Giuliana, Esme, Alyssa, Hailey, Matteo and one more soon to be great-grandchild, Malachi. And she is also survived by so many others who she embraced as family. She will live forever through her invaluable teachings, and always in our hearts.

Family and friends are invited to gather at Gary L. Kaufman Funeral Home at Meadowridge Memorial Park, Inc. 7250 Washington Blvd., Elkridge, Maryland 21075 (Exit 6 South off Route 100) on Sunday, February 26, 2023 from 1:00 - 5:00pm where a Catholic Prayer Service will be held on Monday, February 27, 2023 at 11:00am. Interment Meadowridge Memorial Park.

Fond memories and expressions of sympathy may be shared at www.garylkaufmanfuneralhome.com for the Toscano family.