age of 74. Jennie lived in Carrollton, Texas, for the past 38 years. Jennie graduated to her
heavenly home in the city of Morelia, Michoacan, Mexico.
She is preceded in death by her parents, Roberto Palomo Cedillo and Epifania Medina Palomo;
her sister Michaela Palomo, and niece Kimberly Haney.
She is survived by her spouse, Esau Sarabia Mendoza; her children, Shalinah Sarabia-Lopez,
son-in-law Rito Lopez, Esau Sadot Sarabia, Erika Priscilla Valle, son-in-law Chad Valle; and her
six grandchildren, Mark-Anthony Lopez, Brianna Shalinah Lopez, Esau Julian Sarabia,
Giovanni Joel Sarabia, Valentina Paloma Valle, and Vincenzo Juliano Valle. She is also survived
by her siblings, Teresa de Jesus Palomo-Riojas, Amador Guadalupe Palomo, Gloria Marie
Horvath, Rose Palomo-McKinney and Esther Palomo-Meska.
She leaves behind three uncles, Vincente Palomo, Eleuterio Palomo, and Bernardo Palomo; four
aunts, Maria Santos Palomo, Maria Palomo de Reyes, Maria Maximina Palomo, and Maria Rivas
Medina; and many maternal and paternal nieces, nephews and cousins.
As we celebrate the life of Jennie, we rejoice in the fact that she placed her faith in a personal
relationship with Christ at a very young age as the cornerstone for how she lived her life. She
was a wonderful wife, mother, grandmother (Nanni) and well-loved by many. She knew how to
light up a room with her charisma and knew no stranger, even when she lacked words, which
was a rare occasion. Her facial gestures were very telling of the essence of what she wanted to
communicate. She was full of passion, expression, and animation.
She graduated from West High School before pursuing her education and training at Emily
Opportunity Business College. In 1972, she married the love of her life, Esau Sarabia Mendoza,
and soon thereafter, they embarked on a quest and journey to Uruapan, Michoacan, Mexico to
build their family business, which flourished for a number of years. In 1985, they returned to the
US, where Jennie held a variety of professional positions, the latest of which was her 18 year
tenure in the healthcare industry for Novel Healthcare Services.
She had a variety of interests and hobbies and was an avid reader and skilled crocheter. Her
passion for the arts was expressed through her love of the theater, singing, and playing the piano.
But without a doubt, Jennie’s greatest joy was spending time with her family.
Jennie leaves us with the charge to carry on the legacy she embraced and the mantle our father
left us to carry forward. Deuteronomy 29:29 reads: “The secret things belong to the LORD our
God, but the things that are revealed belong to us and to our children forever, that we may do all
the words of this law,” which teaches us to follow the laws God has given us to receive the
generational blessing and to pursue the path that leads to everlasting life and blessings.
Maria Jennie Sarabia nació el 8 de Noviembre de 1948. Entró al descansó eterno el 15 de Abril
de 2023 a la edad de 74 años. Jennie vivió en Carrollton, Texas, durante los últimos 38 años.
Jennie se graduó a su hogar celestial en la ciudad de Morelia, Michoacán, México.
Le preceden en la muerte sus padres, Roberto Palomo Cedillo y Epifania Medina Palomo; su
hermana Michaela Palomo y su sobrina Kimberly Haney.
Le sobreviven su esposo, Esaú Sarabia Mendoza; sus hijos, Shalinah Sarabia-Lopez, yerno Rito
Lopez, Esau Sadot Sarabia, Erika Priscilla Valle, yerno Chad Valle; y sus seis nietos,
Mark-Anthony Lopez, Brianna Shalinah Lopez, Esau Julian Sarabia, Giovanni Joel Sarabia,
Valentina Paloma Valle, y Vincenzo Juliano Valle. También le sobreviven sus hermanos, Teresa
de Jesús Palomo-Riojas, Amador Guadalupe Palomo, Gloria Marie Horvath, Rose
Palomo-McKinney y Esther Palomo-Meska.
Deja atrás a tres tíos, Vincente Palomo, Eleuterio Palomo y Bernardo Palomo; cuatro tías, María
Santos Palomo, María Palomo de Reyes, María Maximina Palomo y María Rivas Medina; y
muchas sobrinas, sobrinos y primos maternos y paternos.
Al celebrar la vida de Jennie, nos regocijamos en el hecho de que ella puso su fe en una relación
personal con Cristo a una edad muy temprana como la piedra angular de cómo vivió su vida. Fue
una maravillosa esposa, madre, abuela (Nanni) y muy querida por muchos. Sabía cómo iluminar
una habitación con su carisma y no conocía a nadie extraño, incluso cuando le faltaban las
palabras, la cual era una rara ocasión. Sus gestos faciales eran muy reveladores de la esencia de
lo que quería comunicar. Estaba llena de pasión, expresión y animación.
Se graduó de West High School antes de continuar su educación y capacitación en Emily
Opportunity Business College. En 1972 se casó con el amor de su vida, Esaú Sarabia Mendoza, y
poco después se embarcaron en una búsqueda y un viaje a Uruapan, Michoacán, México para
construir su negocio familiar, la cual floreció durante varios años. En 1985, regresaron a los
Estados Unidos donde Jennie ocupó una variedad de puestos profesionales, el último de los
cuales fue su mandato de 18 años en la industria de la atención médica para Novel Healthcare
Services.
Tenía una variedad de intereses y pasatiempos y era una ávida lectora y hábil crochetera. Su
pasión por las artes se expresó a través de su amor por el teatro, el canto y el piano. Pero sin
duda, la mayor alegría de Jennie fue pasar tiempo con su familia.
Jennie nos deja con el cargo de continuar con el legado que abrazó y el manto que nuestro padre
nos dejó para continuar. Deuteronomio 29:29 dice: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová
nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre,
para que cumplamos todas las palabras de esta ley”, que nos enseña a seguir el leyes que Dios
nos ha dado para recibir la bendición generacional y seguir el camino que conduce a la vida y las
bendiciones eternas.
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v.1.8.17