Amparo Ramirez

Junto a su amado esposo, Pedro René Martín Del Campo Camacho, Amparo dedicó 25 años de su vida a trabajar como detective privada. Su mente aguda y determinación inquebrantable la convirtieron en una compañera invaluable tanto en el trabajo como en la vida.

Amparo encontraba una inmensa alegría al pasar tiempo con su amada familia. Apreciaba especialmente los viajes que sus hijas la llevaban al casino, donde disfrutaba de la emoción de los juegos. Como católica devota, su fe fue una fuerza guía durante toda su vida.

Ahora se reúne con su esposo, Pedro René Martín Del Campo, su hijo, René Martín Del Campo, y su hija, Elena Martin Del Campo Ramirez. Aunque ya no está con nosotros, su amor y calidez permanecen en los corazones de quienes deja atrás.

Amparo era querida por todos los que tuvieron el privilegio de conocerla. Ya sea a través de su amabilidad, su risa o sus momentos de alegría compartidos, tocó la vida de muchas personas. También encontraba placeres sencillos en su vida diaria, especialmente jugando Hay Day en su iPad.

Su recuerdo vivirá por siempre en los corazones de su familia y amigos. Que descanse en paz eterna.

Amparo Ramirez, born on May 25, 1946, peacefully passed away on February 10, 2025. She was born to Jose Guadalupe Ramirez Melendes and Maria Mercedes Camarena De La Torre.

Alongside her beloved husband, Pedro Rene Martin Del Campo Camacho, Amparo dedicated 25 years of her life to working as a private detective. Her sharp mind and unwavering determination made her an invaluable partner both in work and in life.

Amparo found immense joy in spending time with her loving family. She especially cherished the trips her daughters took her on to the casino, where she enjoyed the thrill of the games. A devout Catholic, her faith was a guiding force throughout her life.

She now reunites with her husband, Pedro Rene Martin Del Campo, her son, Rene Martin Del Campo, and her daughter, Elena Martin Del Campo Ramirez. Though she has departed, her love and warmth remain in the hearts of those she leaves behind.

Amparo was loved by all who had the privilege of knowing her. Whether through her kindness, her laughter, or her shared moments of joy, she touched the lives of many. She also found simple pleasures in her daily life, especially playing Hay Day on her iPad.

Her memory will forever live on in the hearts of her family and friends. May she rest in eternal peace.