

Juana Alejandrina Avalos de Juarez, a woman of extraordinary spirit and boundless energy, passed away peacefully on November 29, 2024, in Chicago, Illinois, at the age of 93. Born on July 5, 1931 in Peru, to Dario Avalos and Maria Aparicia Rodriguez, Juana was a remarkable woman who embodied strength, generosity, and a radiant exuberance for life.
Raised in the Peruvian countryside, Juana learned the rhythms of life directly from her mother and father, working alongside them and absorbing their wisdom about cultivation, animal husbandry, and community. These early years shaped her into a resourceful and confident woman who approached every challenge with determination. Her knowledge was not just learned but lived—she became a pillar of strength in her community, a trusted advisor to whom many would turn for guidance.
Her entrepreneurial spirit blossomed alongside her husband Neptali Juarez, whom she married in 1950. Together, they founded numerous businesses, the most celebrated being "La Perla Marina Restaurant," in Chimbote, Peru that became renowned for its exceptional cuisine and warm hospitality.
What truly set Juana apart was her generous heart and her fearless approach to life. When her only son paved the way for her immigration to the United States in 1993, she embraced her new home with remarkable adaptability. Language barriers and unfamiliar environments never deterred her; instead, they became opportunities for growth and discovery. Throughout her journey, she worked tirelessly to ensure all of her children would have opportunities to build their own paths, embodying a selfless love that knew no boundaries.
Juana's Christian faith was the cornerstone of her compassion and resilience. She lived her beliefs through actions of love, generosity, and hope, seeing each challenge as an opportunity to demonstrate grace and trust in God's plan.
A devoted mother, Juana leaves behind a legacy of nine children: Lidia Rosa, Vilma, Maruja Asuncion, Arnulfo "Arnie" Anibal, Emperatriz, Juana Yolanda, Luz Mariela, Angelita Melvi, and Liliana Marisol. Her family continued to grow, blessing her with 17 grandchildren and 7 great-grandchildren, each of whom was touched deeply by her extraordinary love, wisdom, and unwavering commitment to family and personal growth.
Juana Alejandrina was the last surviving sibling of eight and is survived by all of her children and her large, loving family. More than a mother, more than an entrepreneur, she was a beacon of hope—a woman who transformed challenges into opportunities and strangers into family, leaving an indelible mark on all who were fortunate enough to know her.
Juana Alejandrina Ávalos de Juárez, una mujer de espíritu extraordinario y energía sin límites, falleció en paz el 29 de noviembre de 2024, en Chicago, Illinois, a la edad de 93 años. Nacida el 5 de julio de 1931 en Perú, hija de Darío Ávalos y María Aparicia Rodríguez, Juana era una mujer extraordinaria que encarnaba la fuerza, la generosidad y una radiante exuberancia por la vida.
Criada en el campo peruano, Juana aprendió los ritmos de la vida directamente de su madre y su padre, trabajando junto a ellos y absorbiendo su sabiduría sobre el cultivo, la cría de animales y la comunidad. Estos primeros años la convirtieron en una mujer ingeniosa y segura de sí misma que afrontaba cada reto con determinación. Sus conocimientos no sólo se aprendían, sino que se vivían: se convirtió en un pilar de fuerza en su comunidad, una consejera de confianza a la que muchos acudían en busca de orientación.
Su espíritu emprendedor floreció junto al de su esposo, Neptali Juárez, con quien se casó en 1950. Juntos fundaron numerosos negocios, el más célebre de los cuales fue el restaurante “La Perla Marina”, en Chimbote, Perú, famoso por su excepcional cocina y su cálida hospitalidad.
Lo que realmente distinguía a Juana era su corazón generoso y su intrépido enfoque de la vida. Cuando su único hijo le allanó el camino para emigrar a Estados Unidos en 1993, se adaptó a su nuevo hogar con extraordinaria facilidad. Las barreras lingüísticas y los entornos desconocidos nunca la desanimaron, sino que se convirtieron en oportunidades de crecimiento y descubrimiento. A lo largo de su viaje, trabajó incansablemente para asegurarse de que todos sus hijos tuvieran la oportunidad de labrarse su propio camino, encarnando un amor desinteresado que no conocía fronteras.
La fe cristiana de Juana fue la piedra angular de su compasión y resistencia. Vivió sus creencias a través de acciones de amor, generosidad y esperanza, viendo cada desafío como una oportunidad para demostrar gracia y confianza en el plan de Dios.
Madre abnegada, Juana deja un legado de nueve hijos: Lidia Rosa, Vilma, Maruja Asunción, Arnulfo “Arnie” Aníbal, Emperatriz, Juana Yolanda, Luz Mariela, Angelita Melvi y Liliana Marisol. Su familia siguió creciendo, bendiciéndola con 17 nietos y 7 bisnietos, cada uno de los cuales fue profundamente tocado por su extraordinario amor, sabiduría y compromiso inquebrantable con la familia y el crecimiento personal.
Juana Alejandrina era la última superviviente de ocho hermanos y le sobreviven todos sus hijos y su gran y cariñosa familia. Más que una madre, más que una empresaria, fue un faro de esperanza, una mujer que transformó los retos en oportunidades y a los extraños en familia, dejando una huella indeleble en todos los que tuvieron la suerte de conocerla.
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