El 3 de febrero del 1928 nació una mujer virtuosa, quien a través de los años reflejo hermosas cualidades tales como: consejera, fuerte, guerrera, alegre, valiente, decidida, cariñosa, ejemplo a seguir, llena de positivismo y de amor, fiel creyente en el Señor y con un gran corazón. Fue excelente esposa, la mejor madre, abuela, maestra, misionera, capellana, predicadora y mujer de oración entregada por completo al Señor, a su familia y a los necesitados. Siempre tenía una palabra de aliento, estimulo y sabiduría para todo el mundo basada en la palabra de Dios y las experiencias vividas. Ella siempre decía; “La Oración cambia las cosas, Ten Fe”. Sostenida de Dios y de su Fe en él, nunca se rindió ante las situaciones y grandes luchas que tuvo que enfrentar. Alcanzo el poder morar en la patria celestial. Por eso hoy decimos; “Ebenezer, hasta aquí la ayudo Jehová”!
En la tierra hay perdida y tristeza, pero en el cielo hay ganancia y gran regocijo porque llego una “MUJER VIRTUOSA”.
Hoy la despedimos con un hasta luego porque esperamos encontrarnos con ella nuevamente en el cielo.
¡Hasta luego mami, Te amamos!