Ahora que ya partí déjenme ir,
no se aferren a mí con sus llantos,
den gracias a Dios por todos los momentos felices
que vivimos; les agradezco por el amor que
me tuvieron, pero ahora es tiempo que yo
viaje sola. Lloren por mi un rato
y entonces dejen su llanto que se tranquilice
con fe, es solo por un rato que nos tenemos
que separar. Bendice las memorias desde tu
corazón, yo no estaré lejos. Y cuando tengas que
venir por este rumbo, solo te recibiré
con una sonrisa y te diré
“BIENVENIDO A CASA”