Socorro Rivera Morales

Socorro Rivera Morales fue la sexta hija nacida de Úrsula Morales y Víctor Rivera el 27 de junio de 1928 en San Juan, PR. Socorro falleció el domingo 23 de octubre de 2022 a los 94 años de edad en la ciudad de Bayamón. Sus sobrevivientes incluyen a Máximo Vélez Román, amado esposo por sesenta y cuatro años, y sus hijos el Lcdo. Andrew Vélez Rivera y el Padre Daniel Vélez Rivera. Además de ellos la sobreviven su hermana Juana (Juanita), ahijada, sobrinas, sobrinos-nietos y familiares.

Una orgullosa sanjuanera, Socorro migró a la ciudad de Nueva York en el 1946, para unirse a su madre y varias hermanas que emigraron en años previos, uniéndose a la diáspora de boricuas en los Estados Unidos. Se graduó de Morris High School en el Bronx, NY en el año 1948.

Socorro conoce a Máximo Vélez en el 1957 gracias a su hermana Victoria que como enfermera visitante conoció a la familia Vélez en el alto Manhattan, NY. Máximo y Socorro regresan a la isla en 1971 junto a sus dos hijos después de ella completar estudios de ciencias secretariales, una vocación administrativa que amó y la cual ejerció hasta jubilarse en 1993. Después del fallecimiento de su mamá, Socorro y Máximo se dedicaron a recorrer el mundo, bailar, reír y disfrutar de la vida que Dios les dio.

Socorro fue una dedicada esposa, madre, hermana, tía, madrina, cuñada, nuera, amiga, vecina y profesional. Fue empleada fundadora de la primera sucursal de Servicios de Salud en el Hogar y Hospicio San Lucas, sede en Bayamón, por veinte años hasta jubilarse para cuidar de su madre Úrsula quien falleció en el 2012 a los 107 años de edad.

Máximo y Socorro fueron pareja ejemplar de tantas personas debido a ese amor incondicional y auténtico que compartieron. En sus últimos años de vida Socorro fue cuidada exclusivamente por su amado esposo y compañero de vida hasta sufrir un infarto que causó su partida final de esta tierra.

Sabemos con certeza absoluta que ella mora en la luz y gloria eterna de Dios, y al celebrar su vida terrenal nos conformamos en saber que nos encontraremos con ella y con nuestros ancestros en el paraíso. Socorro fue una fuente de luz que iluminó el camino de tantas personas que tuvieron el honor de compartir la vida con ella. ¡Socorro, ahora descansas en paz y moras en la gloria eterna de Dios!