Es muy difícil aceptar, la partida de nuestros seres queridos, más aún cuando es un ser tan especial como lo fue mi gordo. Un esposo excepcional, un padre espectacular, un hijo maravilloso, un hermano dadivoso, un tío amoroso y un amigo sin límites.
Fuiste un gran ser humano que conquistaste todos los corazones de quienes te conocimos, te vamos a extrañar muchísimo, has dejado un vacío enorme en nuestras vidas y corazones, no lo puedo creer... parece un mal sueño por el cual estamos pasando y quisiera despertar.
Te has ido y con tu partida nos has dejado a todos incrédulos ante el hecho de que no volveremos a verte más. Creo que nunca se está preparado para dejar de ir a alguien a quien se ama tanto, alguien quien es parte de tu vida, de tus días, de tu ser. Te has ido y con ello te has llevado infinidad de sonrisas y en su lugar has dejado un mar de lagrimas, lágrimas que no cesan, lágrimas que duelen.
Te fuiste tan inesperadamente que ni siquiera me pude despedir de ti, cómo tampoco te pude decir cuanto te amo. Estos 14 años de permanecer juntos, de habernos casado, significaron mucho para mí, porque con ellos me entregaste tu valiosa compañía y amor verdadero. Ahora aprecio cada consejo, cada palabra de aliento y también cada regaño. Como también nunca olvidaré cuando me decías que yo era una mujer fuerte, donde las barreras no existían para mi, porque todo lo podía lograr si me lo proponía, me elogiabas tanto, que eso me daba valor para superar cualquier obstáculo.
Juntos construimos una unión familiar única y con mucho amor.
Guardaré por siempre en mí mente y corazón todos los momentos vividos a tu lado, que fueron los mejores y dejaron una huella imborrable. Solo quisiera pensar que ahora te encuentras en un lugar mejor. Que te has ido con tranquilidad, teniendo en mente que nada te falto por hacer, que nada te falto por dar y que siempre nos diste de más, sin importar con cuánto te quedabas tú, siempre fuiste un ser lleno de luz y amor, un hombre con un gran don de gente, alegre y carismático.
Gordo té vamos a recordar, cómo a ese ser divino que siempre tenía una sonrisa en los labios.
Prometo ser más fuerte y con mis lágrimas no retenerte.
Prometo no llorar más al recordarte y desear con intensidad tu presencia, para que finalmente puedas descansar en paz.
Prometo aceptar la voluntad de Dios sin reclamarle.
Prometo ser tan fuerte y salir de este dolor como me enseñaste un día y esperar con paciencia el día que nos volvamos a reencontrar.
De parte de mis hijos, tus nietos y tu hijo te damos las Gracias por haber existido en nuestras vidas, por haber alegrado con tu valiosa presencia cada momento compartido, gracias por tu inolvidable y bella sonrisa. Gracias Gordo por habernos hecho tan felices. Te amamos. Descansa en Paz.
