Don José Enrique Dávila Suárez (Don Dávila o Quique Dávila) viajó al encuentro con el Señor en la madrugada del 27 de octubrede 2021. Nació el 3 de febrero de 1927 en Yabucoa, Puerto Rico, hijo de Juana Suárez y Tomás Dávila. Era el segundo más joven de una gran familia que incluía a Ramonita, Carmen, Ana, Toñita, María, Serafín y Héctor.
Creció en Yabucoa y vivió allí hasta que se enlistó en el Ejército de los Estados Unidos en 1945 y sirvió hasta 1948 cuando fue dado de baja honorablemente. Mientras estuvo en el ejército fue técnico médico. Nos contaba historias de estar estacionario en Guyana protegiendo cajas de antibióticos para tratar a los enfermos. En algún momento después del ejército, vivió en Chicago durante unos años y finalmente regresó a Puerto Rico. Fue a la escuela de comercio y recibió un certificado en sistemas de refrigeración. Tenía una ética de trabajo increíble la cual transmitió a sus hijos.
Trabajó durante muchos años en International Textile en San Juan y más tarde en Carolina Bedding en Carolina, Puerto Rico. También fue propietario de una tienda de equipos deportivos durante unos años a finales de los años 70 y, finalmente, en los años 80 estableció su negocio de larga duración de transporte en guaguas escolares. Numerosas familias utilizaron sus servicios durante muchos años. Mientras crecíamos, papi nos siguió a través de las escuelas transportando niños en cada una de las escuelas a las que asistimos: Colegio Espíritu Santo, Escuela Intermedia Sotero Figueroa y University Gardens High School, entre muchas otras a las que sirvió a través de los años.
"Don Dávila", como lo llamaban cariñosamente los niños, era amado por cada niño que transportaba, y los llevaba a la escuela y los cuidaba "en la Guagua" como si fueran suyos. Se retiró después de sobre 25 años de servicio en algún momento a principios de la década de 2000. Muchos grupos también utilizaron sus servicios para todo tipo de excursiones a través de la isla. A papi le encantaba cuidarlos. Papi conoció a nuestra mamá, Juanita (Jenny) Pérez Rodríguez en 1964 en Caguas, Puerto Rico. Mami lo cautivó y el soltero de mucho tiempo se enamoró de verdad. Se casaron en la Parroquia Cristo Rey en Río Piedras, Puerto Rico el 14 de marzo de 1966.
Juntos criaron a nuestra pequeña familia en Villa Granada, Río Piedras. Mami y papi estuvieron casados durante 28 años hasta el fallecimiento de mami en 1995. Su fuerte personalidad y su fiel compromiso con los demás y con el servicio a los demás nos han hecho quienes somos hoy. El fallecimiento de mami fue muy duro para papi y hasta su muerte, 26 años después, ella siguió siendo el amor de su vida. Siempre un hombre fuerte, papi vivió durante muchos años en la misma casa en la que crecimos. Con su salud en declive y preocupado por su bienestar, en diciembre de 2019 tomó la decisión de mudarse a Twin Falls Idaho con Rosa. Una jugada difícil y valiente a los 92 años para abandonar su querida isla de Puerto Rico. Todos los que conocieron en Idaho escucharon sobre las hermosas playas de Puerto Rico y todos fueron invitados a ir a San Juan con él.
A papi le sobreviven sus tres hijos, Rosa (Gerardo Muñoz) de Twin Falls, José de San Juan, PR y Tomás (Angelita) de Río Grande, PR, sus nietos Nicole, José Julián, Carlos, Pablo, Génesis y Francisco y numerosas sobrinas y sobrinos en Puerto Rico. Fue precedido en la muerte por su esposa Juanita, sus padres y hermanos. Papi se unirá a nuestra mamá en el Cementerio Nacional de Veteranos en Bayamón Puerto Rico.
Los servicios funerarios se llevarán a cabo en Puerto Rico Memorial Funeral Home en Santurce, PR con transporte coordinado por Reynolds Funeral Chapel en Twin Falls. Una misa conmemorativa para familiares y amigos se celebrará en Twin Falls, Idaho, en la Iglesia Católica de St. Edward en una fecha posterior por determinar. La familia desea agradecer al personal de Willow Place Assisted Living que cuidó a papá durante el último año de su vida y a las enfermeras y el personal de Idaho Home Health and Hospice que lo ayudaron al final de su vida. Gracias al Padre Julio Vicente y Vic Markell por las muchas visitas a nuestro padre y a Letty Hernández y Carolina López por cuidarlo tan bien mientras estaba en casa. Además extendemos el agradecimiento a quienes lo cuidaron mientras estaba en Puerto Rico, muy especialmente a Don Tito y Doña Monín. Gracias también a toda la comunidad solidaria en Twin Falls que lo abrazó durante su corta estadía en Idaho y que nos ha apoyado en este viaje. ¡Que dios los bendiga!
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