Salvador Villarreal

Villarreal Hernández se reunió con nuestro padre celestial.

Fue en el Rancho El Pirul en Jalisco, México, el 9 de Julio de 1936 donde sus padres, Antonio Villarreal

Anzures y Elena Hernández Sánchez lo trajeron al mundo. El fue el cuarto de 5 hijos. Su niñez y

adolescencia la vivió en Las Huertas Jalisco. El comercio fue parte de su vida; desde muy temprana

edad, a los 10 años, para ayudar a su padre, empezó a cultivar la tierra sembrando principalmente frijol

y maíz. Se transportaba en burro a pueblos cercanos, incluyendo Colotlan Jalisco, en donde vendía e

intercambiaba sus cosechas así como animales en los mercado locales; fue justo ahí en donde empezó a

desarrollar sus habilidades de negociación, las cuales lo llevaron a ser un exitoso y respetado

comerciante. Su formación académica fue únicamente de 3 meses en la Escuela Justo Sierra, a donde

caminaba y llevaba su propia butaca y en donde aprendió los conceptos básicos de matemáticas y

lectura. A pesar de vivir en su mundo tan pequeño, sabía que había un mundo más grande. En los

pueblos escuchaba de Estados Unidos, la curiosidad lo empezó a rondar, la situación económica

apremiaba y las oportunidades de crecimiento eran muy escazas por lo que a los 20 años decidió dejar

su amado rancho para emprender una aventura en Estados Unidos. Decidió que quería probar suerte

en el programa de "Bracero", experiencia que lo marco y que la ayudo a decidir el rumbo que tomaría su

vida. Con grandes sueños se inscribió en el programa en Huejucar Jalisco de donde los transportaron a

la ciudad de Chihuahua, jamás imagino las condiciones anómalas, deplorables y de abuso extremo de

derechos humanos que viviría. Los llevaron a una bodega en donde había una concentración inmensa de

hombres provenientes de diferentes estados de México, no había camas, cada persona tenía que

preparar el lugar en el suelo en donde pasarían las noche. El piso estaba lleno de insectos, y los piojos

eran fácilmente visibles. Busco un lugar en donde dormir, se las ingenio para limpiar y desinfectar ese

pequeño espacio. En el momento de abordar el tren de Chihuahua a Ciudad Juárez, los sometieron a

tratos humillantes y los roseaban para matar cualquier insecto que podrían transportar. Cruzo la

frontera por Ciudad Juárez en donde lo llevaron a un rancho en Texas para la pizca de algodón. Muy

pronto se destaco por su trabajo arduo e inteligencia y a diferencia de sus compañeros no se dejaba

intimidar y peleaba por ser remunerado de acuerdo a su producción lo cual lo hizo ganar el respeto de

sus patrones. Al cumplir su contrato, le ofrecieron regresar con el puesto de capataz, el cuál rechazo. En

su mente quedo grabada la gran actividad comercial que vio en Ciudad Juárez, así que decidió

trasladarse a Tijuana por ser una frontera más prospera. En ese momento era ya el proveedor de sus

padres, y al comunicarles la noticia, decidieron acompañarlo, por lo que finalmente decidió establecerse

en Juárez en donde su hermanos Manuel y Blas ya radicaban. Planeo cuidadosamente su partida,

vendió sus pertenencias y con sus ahorros del programa de Braceros, le envió dinero a su hermano para

que construyera un pequeño cuarto en la Colonia Melchor Ocampo en donde viviría con sus padres, ya

que quería que vivieran dignamente y no en viviendas compartidas.

Su hermano Blas se dedicaba a la importación de productos de Estados Unidos a México, oficio el cual

aprendió rápidamente. Después de algunos días de trabajar con su hermano, compro una bicicleta y

empezó a buscar sus propios clientes y la mercancía la transportaba con la ayuda de su hermano. Al

mes decidió independizarse completamente, se compro un carro, y sin saber manejar, se lo llevo a El

Paso para transportar su propia mercancía. Ese fue el inicio de su pequeño imperio.

Ya mas establecido, conoció a Salvador Gálvez con quien estableció una amistad y salían a divertirse con un grupos de amigos. Un cliente le aconsejo "sentar cabeza" y buscar a una mujer buena para formar

una familia, le dijo que su amigo Salvador tenía una hija muy bonita, de casa y con buenos principios, así

que se dio a la tarea de buscarla pero por mucho tiempo no la encontró. Finalmente, un día vio a una

linda chica barriendo la calle, muy salerosa, limpia, guapa y vistiendo un vestido con crinolina, barriendo

la calle, cual sería su sorpresa que era la hija de Salvador Gálvez. Entonces, decidió rondar la casa todos

los días manejando muy despacio. Genoveva no se daba cuenta, pero su abuela Pepa le dijo que a ese

"güero" se le salían los ojos todos los días que pasaba. Genoveva entonces puso atención e identifico al

"güero" que la rondaba. Así fue como empezó esa bella historia de amor. Se conocieron formalmente

cuando él tenía 24 y ella 15. Salvador aceptó las estrictas normas de la abuela Pepa que únicamente le

permitían visitar a Genoveva por unos minutos mientras ella se tomaba un vasito de leche. Después de

un año, Salvador y María Genoveva Gálvez Dávila contrajeron matrimonio, el 8 de octubre de 1961.

Salvador y Genoveva formaron una familia de seis hijos: Salvador, Lorena Leticia, Sandra Luz, Rodolfo,

Yolanda y Lizeth Jacqueline. Cuatro yernos: Juan, Jaime, Ray y Luis. Una nuera: Gloria. Trece nietos:

Claudia, Salvador, Gabriela, Abraham, Juan, Mayela, Jaime, Fernanda, Paulina, Mónica, Mariana, Nicole y

Nikolas. Cuatro bisnietos: Emma, Emilia, Sebastián y Salvador.

Salvador será extrañado por el gran legado que dejo. Fue un hijo ejemplar quien procuro siempre por

sus padres hasta el último momento de sus vidas.

Como esposo era amoroso, juguetón, consentidor, generoso y un eterno enamorado. Hasta su último

suspiro sus ojos se iluminaban con la presencia de su esposa. Crecieron, aprendieron, rieron, sufrieron,

lloraron y maduraron juntos. Formaron la mancuerna perfecta por 58 años. No necesitaban palabras,

sus ojos lo decían todo. Fue su "Yola" amada, su linda esposa.

Como padre, siempre pensó en sus hijos desde antes de haber nacido: su nacionalidad, un lugar digno

de vivir, un futuro brillante, y educación. Ayudarlos a triunfar fue su motivación mas grande. Quería

darles lo que él por las circunstancias de la vida no pudo tener. Los rodeo de amor profundo y cariño

sincero en cada etapa de su vida, desde que nacieron hasta que se convirtieron en adultos y formaron

sus familias. Corregía sabiamente y enderezaba sus caminos. Los rodeo del amor de Dios porque fue un

hombre muy espiritual. Y los hacia reír con sus ocurrencias, travesuras y su alma de niño.

Fue un abuelo de película, consentidor que jugaba y bromeaba con sus nietos. Una fuente de amor e

inspiración para cada uno de ellos. Les construyo un columpio en un árbol en donde pasaba horas junto

a ellos. Los impulsaba a ser mejores cada día y les predicaba con su ejemplo. Para algunos, tomo el

papel de un padre cuando fue necesario. Fueron su orgullo, un amor de otra dimensión y se sintió feliz

al ver como algunos de ellos se convirtieron en padres y le dieron al dicha de disfrutar a sus bisnietos.

Su ejemplo, rectitud e integridad, toco e impacto la vida de muchas personas. Compartía su sabiduría y

enseño a trabajar a muchos.

Su esencia estara siempre presente y sus sabios consejos resonaran en las vidas que toco: "quien no ve

chico no ve grande, hay que ser honestos y disciplinar a los que no son, ahorra para cuando lleguen las

vacas flacas, ve siempre adelante, que tu trabajo siempre sea lo que te recomiende, que nadie te señale,

tu familia es siempre primero, tú eres tú....."

Un hombre guapo, distinguido con una personalidad encantadora que cautivaba a las personas que lo

conocían. Un gran hombre que permanecerá siempre en los corazones de las personas que lo

conocieron.

Que descanse en paz y disfrute de la vida eterna.