Cuando yo me vaya, déjenme ir…No se aten a mí con lágrimas. Por los hermosos años que vivimos juntos démosle gracias a Dios. Si tienen que llorar, dejen que la fe en Dios conforte su pena, la vida sigue adelante, yo estaré cerca sentirán el calor de mi amor en sus corazones. Y Cuando ustedes tengan que viajar por este camino, junto con Dios los recibiré y con una sonrisa les diré: ¡sean bienvenidos nunca más nos separaremos!