Blas R. Breceda

No lloren por mí, por ahora que soy libre. Estoy siguiendo el camino que Dios me dejó. Tomado de su mano. Cuando escuché su llamado di la espalda y dejó todo. No podría quedarme un día más para reír, amar, trabajar o jugar. Cosas sin terminar deben quedarse así. Yo encontré esa paz al terminar el día. Si mi partida ha dejado un vacío, llénenlo con recuerdos dulces. Con amistad compartida, una risa, un beso. También esas cosas yo las extrañaré. No se depriman en tiempo de tristeza. Les deseo el brillo del sol de mañana. Mi vida ha sido plena y la he disfrutado mucho. Los Buenos tiempos y amigos, la caricia del ser amado. Quizá el tiempo ha sido demasiado poco. No lo lamenten por mucho tiempo. Alegren su corazón y compartan conmigo, Pues Dios me quiere ahora y me hizo libre. Dios esta de plácemes porque ha llegado a su regazo uno más de sus hijos.