Llegaste a este mundo en pleno verano. Viviste tu vida con la energía que da el sol. Llegó tu otoño y te crecieron alas.
La cama de un hospital fue tu nuevo terreno, sembraste sólo lo bueno. Fue lugar de reflexión que amplió tu círculo de amigos. Nuevos amigos que hoy te lloran porque te extrañan, porque tocaste sus vidas cuando tus días se acortaban. ¡Cuanto más te extrañaremos los que tuvimos la bendición de estar contigo por más tiempo! Los que reímos, lloramos y compartimos la mesa. Tu familia…esa familia que te recordaba como Nolito, el de Lydia y Manolo.
Fuiste la luz de los ojos de la mujer que te cargo en su vientre. Fuiste el hermano que jugaba y compartía con alegría con chiquitos y grandes. Fuiste el niño en el vecindario con quienes todos contaban. Fuiste el profesional que a muchos inspirabas y te admiraban. Fuiste ese amigo que todos consideraban su propio hermano.
Fuiste esposo y compañero de aventuras de la mujer que estuvo a tu lado amándote, cuidándote y compartiendo en las tristezas y en las alegrías, en la salud y en la enfermedad. Fuiste padre y consejero de tus hijos y un abuelo juguetón.
Desde los amigos y vecinos de la infancia, hasta los amigos que hiciste en los lugares que fuiste, todos siguieron llevándote en su mente y te llevaban en su corazón. Siguieron orando por ti, preguntando por ti, buscándote y recordándote que no importaba el tiempo ni la distancia, seguían contigo y no te olvidaban. TODOS estuvieron acampanándote en tu último viaje.
El tiempo se acortaba y tú lo sabias. Supiste aprovechar bien ese tiempo. Tu alma la entregaste al Creador. Tenías paz, te fuiste en paz. Tenías cansancio y ya querías volar bien alto.
Hay quienes decían que lo que tocabas, lo hacías florecer. En tu otoño hiciste la última siembra. Removiste el terreno, lo preparaste y sacaste lo que no convenía. Sembraste amor, alegría y sabios consejos. Hoy podemos celebrar que el Creador te permitirá disfrutar los frutos de tu esfuerzo desde las moradas celestiales. Hoy con gozo podemos abrazar confiados esta promesa para ti:
” Serás como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará”
(Salmo1:3)
Fuiste, eres y serás inolvidable y siempre amado… ¡Vuela alto que en la eternidad, nos volveremos a encontrar!
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v.1.12.1