Casi como una última declaración de la Verdad en la que su vida estuvo anclada; como un recordatorio de que el Señor ha despojado a la muerte del total poder que tenía sobre ella y sobre todo aquel que en Él cree.
Estamos convencidos de que ella tenía su mirada fija en el Cristo resucitado y una plena convicción en Su victoria. Él es la Resurrección y la Vida, y esa es la certeza que ella tanto confesó y en la cuál, a pesar de su sentida ausencia, nosotros hallamos fortaleza.
Hija única de Asunción Peña, nació el 20 de Mayo de 1940 en Potrero Sula, Nueva Concepción, El Salvador. Viuda de Santos Trinidad Monterrosa+ y madre de 9 hijos, Santos+, Moisés, Roberto, Ruth, Marina+, Aracely, Gloria, Israel y Wilfredo.
De infancia humilde, su vida cobra especial valor cuando a los 19 años escuchó y creyó el Evangelio de Jesucristo, el cuál compartió en la Iglesia de Dios Pentecostés de las Cañas, donde sirvió como presidenta del ministerio de mujeres por casi una década, donde se le recuerda cantando y enseñando con devoción.
Su perseverancia la llevó a sobrellevar las carencias de su época, estableciendo un negocio familiar en el ámbito de la panadería en el departamento de Sonsonate. El cuál administró desde 1970-1990. Año en que con la motivación de su hijo mayor decidió buscar nuevas oportunidades dejando su amado país rumbo a Estados Unidos.
Radicando en California, se dedicó al cuidado de una anciana, trabajo que le permitió ahorrar y apoyar a 5 de sus hijos quienes consiguieron llegar a este país y establecerse desde 1999 en la ciudad de Amarillo, Texas.
Transcurrieron sus últimos años viajando al Salvador para visitar al resto de sus hijos y aprovechando la libertad que le daba su idioma para seguir compartiendo el Evangelio y llevando ropa y obsequios a los necesitados de su comunidad hasta que los problemas de salud le impidieron viajar.
Le sobreviven 7 hijos, 21 nietos, 25 bisnietos y 4 más que están por nacer. Además de su yerno, nueras y una gran familia en la fe que la recordarán como una mujer que aunque imperfecta, peleó la buena batalla, terminó la carrera, y guardó la fe siendo un ejemplo de fortaleza, rectitud y perseverancia.
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