Cd. Juarez, Chihuahua, Mexico
Parents: Romana Delgadillo Veloz and Pedro Delgadillo Espino
Husband: Sebastian Verduzco Galindo
Survived by: (Husband) Sebastian Verduzco, (Children) Leticia Navarrette (Spouse – Jose Navarrette), Bertha Flores, Ivette Martinez (Spouse – Gerardo Martinez), Hilda Verduzco, Felix AdrianVerduzco (Spouse – Katrina Verduzco), Alex Verduzco (Spouse -Ana Najera Verduzco), Abraham Verduzco, Javier Carrillo Verduzco and Ana Verduzco
(16)(Grandchildren) Jessica Navarrette, Jossuhani Navarrette, Zytlalyth Navarette, Guadalupe Navarrette, Sebastian Rodriguez, Abigail Martinez, Jacob Verduzco, Domenic Fabian Arteaga, Andrew Verduzco, Arriana Verduzco, Caleb Martinez, Alanah Verduzco, Adam Verduzco, Leilah Verduzco, Ximena Verduzco, and JJ Verduzco
Gerardo Delgadillo, Oscar Delgadillo, Armando Delgadillo, Arcelia Ontiveros, Ana Vera, Rosa Delgadillo, Hugo Delgadillo, Cone Delgadillo
Preceded by: (Parents) Romana Delgadillo, Pedro Delgadillo, (Sister) Velia Delgadillo, (Granddaughter) Natalia Verduzco, Bella Verduzco
Lydia Verduzco was born January 17, 1954 in Ciudad Juarez, Chihuahua, Mexico. She was the 4th of 10 children. She met the love of her life, Sebastian Verduzco in 1974. At the time he was a bus driver and route owner when she hopped on his bus for a ride. Sebastian was enamored with her very quickly after several encounters on his route. They became inseparable and went on to marry and start a family. They called each other “Gordito and Gordita” and together, they had 6 biological children and adopted many others. Lydia was an extraordinary woman of great faith. The legacy she has left behind is evident in the ways that she is admired and loved by many. She was kind, compassionate, gentle, sweet, tender and loving. She never hesitated to help others in need, be it family, friends or perfect strangers. Lydia was a virtuous and righteous woman. Her heart for others was to serve them and pray for them. She never spoke or uttered a word without first glorifying God. Her biggest joy in life was her family, her husband, her daughters, sons, grandchildren (“mi babies”) and great grandchildren. Despite all the hardships she encountered or faced in her lifetime, she lived a beautiful and full life. She loved to spend time with her family. Cooking, traveling, singing, and dancing could be classified as some of her favorite pass times. She also always went along with her husband, Sebastian’s wild ideas and adventurous spirit. She always had a good word of advice for anyone that sought her thoughts and opinions, but ultimately, she always pointed them back to Christ, saying “All things left in the hands of God, are good. He will work it out”. She will be greatly missed by everyone she touched or impacted her lifetime.
Lydia Verduzco nació el 17 de enero de 1954 en Ciudad Juárez, Chihuahua, México. Era la 4a de 10 hijos. Conoció al amor de su vida, Sebastian Verduzco en 1974. En ese momento él era un conductor de autobús y dueño de la ruta cuando ella subió en su autobús para dar un paseo. Sebastian se enamoró de ella muy rápidamente después de varios encuentros en su ruta. Se volvieron inseparables y pasaron a casarse y formar una familia. Se llamaban "Gordito y Gordita" y juntos, tuvieron 6 hijos biológicos y adoptaron muchos otros. Lydia era una mujer extraordinaria de gran fe. El legado que ha dejado atrás es evidente en las formas en que es admirada y amada por muchos. Era amable, compasiva, gentil, dulce, tierna y cariñosa. Nunca dudó en ayudar a otros necesitados, ya sea familia, amigos o perfectos desconocidos. Lydia era una mujer virtuosa y justa. Su corazón por los demás era servirles y orar por ellos. Nunca habló ni pronunció una palabra sin glorificar primero a Dios. Su mayor alegría en la vida fue su familia, su esposo, sus hijas, hijos, nietos ("mi bebés") y sus bisnietos. A pesar de todas las dificultades que encontró o enfrentó en su vida, vivió una vida hermosa y plena. Le encantaba pasar tiempo con su familia. Cocinar, viajar, cantar y bailar podría clasificarse como algunos de sus tiempos de pase favoritos. También siempre iba de acuerdo con su marido, las ideas salvajes de Sebastian y el espíritu aventurero. Siempre tuvo una buena palabra de consejo para cualquiera que buscara sus pensamientos y opiniones, pero en última instancia, siempre los señaló de vuelta a Cristo, diciendo: "Todas las cosas que quedan en las manos de Dios, son buenas. Lo resolverá". Ella será muy extrañada por todos los que tocó o impactó en su vida.
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