El 31 de agosto de 1943 nació Rosa J. Santiago Carreras (Rosita Marazzi) en el Hospital Ashford de San Juan de Puerto Rico. Como muchas familias puertorriqueñas en esa época, a una temprana edad, se mudó con sus padres a la ciudad de Nueva York donde vivió unos años, antes de regresar a vivir en Santurce, y luego en Rio Piedras. En 1960, se graduó de la Escuela Secundaria del Recinto de Rio Piedras de la Universidad de Puerto Rico, y en 1963 recibió el grado de Bachiller en Artes, Magna Cum Laude, en Ciencias Políticas y Gobierno, del mismo Recinto. Este desempeño académico de excelencia la llevó a ser parte del Programa de Honor de la UPR. Apoyado por dicho Programa, obtuvo el financiamiento para hacer una maestría en la Universidad de California en Berkeley, el cual completó en 1964. Fue ese año que conoció al amor de su vida, Carlos A. Marazzi, un ingeniero argentino que había llegado a la ciudad de Berkeley, a trabajar en el laboratorio nuclear de la Universidad. Se casaron y ella eventualmente lo trajo a vivir a Mayagüez, donde ambos sirvieron como docentes e investigadores en el Recinto. Fue allí donde nació su primogénito, Carlo Marazzi Santiago. En 1969, acompañó su esposo a vivir en Londres, donde ambos cursaron estudios graduados, ella completando una maestría en Historia de la Universidad de Londres en 1970. Posteriormente, regresaron a Puerto Rico como docentes en la Universidad de Puerto Rico, donde tuvo su segundo hijo, Mario Marazzi Santiago. En 1976, fue nombrada como la primera directora ejecutiva de la Comisión para el Mejoramiento de los Derechos de la Mujer, precursor de la actual Oficina de la Procuradora de las Mujeres. Desde allí, ella lideró el desarrollo de varias legislaciones de vanguardia que obligaron al país a comenzar a reconocer los derechos de las mujeres. Luego de los eventos del Cerro Maravilla, se mudaron a Washington, DC en 1979 por un año, y luego a Lexington, Massachussetts, donde vivieron hasta 1989. En Boston, Rosita se destacó trabajando en varios esfuerzos para mejorar la educación de las comunidades más vulnerables del área, incluyendo las comunidades hispanas y puertorriqueñas. Fue directora ejecutiva de NECEL, una organización sin fines de lucro que promovía la equidad de las mujeres en las comunidades hispanas de Boston. En 1990, completó su doctorado en pedagogía de la Universidad de Boston, y regresó a Puerto Rico a servir como la coordinadora de Puerto Rico y las Islas Vírgenes del Regional Educational Laboratory del Insitute of Educación Sciences del Departamento de Educación federal, una organización que promueve las mejores prácticas y la innovación en la educación pública. Durante el resto de su vida profesional, se desempeñó como consultora organizacional para numerosas entidades públicas y privadas en Puerto Rico, incluyendo el Poder Judicial, el Departamento de Educación, entre muchos otros. Desde el 2005, se dedicó a su familia, cuidando su señora madre Jennie Carreras, y sus nietos Carmen, Ana Rosa, Carlo Juan y Marco.
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