El Señor vio que estabas muy débil.
El hizo lo que era mejor. Puso sus brazos a
tu alrededor y dijo:
“Ven y descansa”.
Abrió sus puertas doradas en ese día de tanto dolor, con sus brazos a tu alrededor
suavemente te fuiste.
No podemos entender, no importa cuánto tratemos. Si el amor hubiera podido salvarte nunca te hubieras ido.
Quebrantó nuestro corazón perderte,
al tu partir,
parte de nosotros se fue contigo
el día que el Señor te llamó a su casa.
Siempre te amaremos
v.1.8.18