No lloren por mí que ahora soy libre. Estoy siguiendo el camino que Dios dispuso para mí. Le tome su mano cuando oí su llamado, volví mi espalda y lo deje todo atrás. No puedo quedarme ni un día más, para reír, amar, trabajar o jugar. Los quehaceres que deje pendientes, deben quedarse así. He encontrado esa paz al cerrar el día. Si mi partida ha dejado un vacío, entonces llénenlo con recuerdos de alegría. Una amistad compartida, una risa, un beso, OH! estas cosas yo también extrañare. Tal vez mi tiempo en este mundo fue muy corto, no lo alarguen más con sus lágrimas. Abran sus corazones y compartan conmigo, Dios me necesita ahora y me dejo libre.