Elia Saravia, Hija, Hermana, Madre, Esposa, Abuela.
Ella, horizonte esperanzador de una mano siempre abierta. Ella, amor que se quemaba como candela para dar luz. Ella, que en noches en vela cosía las botas de un pantalón. Ella, quien no dejaba que nadie se fuera con hambre de su casa, siempre prodigaba hospitalidad sin distinciones.
Dios, hoy tienes en la bóveda celeste a nuestro colibrí... Huérfanos aquí, sentimos que una ausencia es más aguda que una presencia. Y nuestros corazones endebles no entienden de la alegría, de eso tan lindo que nos diste y hoy llevas a tu presencia para darle mayor dignidad.
Dios, ahora nos quedamos como heraldosde los valores heredados. Nos comprometemos a ser custodios. Hombres y mujeres multiplicadores de tanto amor, y esperanzados. Porque el amor es eterno y vivirá en nosotros.
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v.1.11.2